Jean Lorrain fue un seudónimo utilizado por el escritor francés Paul Alexandre Martin Duval. 

En esta historia fantástica la princesa Audovère es condenada al claustro por su propio padre desde su mismísimo nacimiento. Hay un misterio siniestro detrás de esta decisión que se irá develando de a poco.

Es un cuento de hadas con una temática de horror botánico que incluye a las flores del título. 

La prosa de Lorrain es digna del poeta que fue.

Audevère era rubia como el polen de las azucenas y el bermejo algo pálido de los antiguos cálices del altar. 

A su alrededor, en abril, los altos taludes se cubrían de prímulas, que se ensangrentaban de arcilla y hojas muertas en otoño; y siempre fría y pálida dentro de su vestido de lana blanca, en abril como en octubre, en el ardiente junio como en noviembre, la princesa Audovère pasaba siempre silenciosa al pie de los robles rojizos o verdes. 

Por momentos recordé a la bella durmiente maldecida desde el día que vino al mundo, condenada al aislamiento sin tener ni voz ni voto en su destino. 

Es un cuento con cierta esencia etérea al principio que se va tornando poco a poco muy sangriento. 

Les recomiendo su lectura tanto si son adeptos al horror o no. Su sorprendente nudo y desenlace no tienen desperdicio.