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Frankenstein o el moderno Prometeo


"Con el tiempo llega el momento en el que el sufrimiento es más una costumbre que una necesidad y ya no se reprime la sonrisa que asoma a los labios, aunque parezca un sacrilegio."

 

Capítulo 3, Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley.

 

Inmortal obra de Mary Shelley, adaptada tantas veces, un clásico de la literatura universal, un verdadero Must Read.

 

Está novela surgió en la imaginación febril de la escritora una noche tormentosa en la mansión de Lord Byron, famoso poeta, que compartía con una prima, el doctor Polidori quien escribió El vampiro, y su marido Percy Shelley, también poeta.

 

 

"La ambición de los investigadores parecía limitarse a la aniquilación de las expectativas sobre los cuales se fundaba todo mi interés por la ciencia. Se me pedía que cambiara quimeras de infinita grandeza por realidades de escaso valor."

 

Víctor Frankenstein es sus primeros días de estudios en Ingoldstadt.

 

La novela empieza con algunas cartas de Robert Walton a su hermana Margaret en la que él expresa su más profundo deseo que tiene que ver con poder darle a la humanidad el conocimiento sobre el polo norte. Esta un barco realizando una expedición por ese confín de la Tierra cuando se topa con un hombre moribundo a quien le salva la vida; Víctor Frankenstein.

Es así como Víctor ve reflejado en Robert Walton a su yo más joven ávido de experiencias, de sed de conocimiento. Entonces comienza a relatar su propia historia, como era un joven hogareño muy apegado a su familia, a su prima Elizabeth; una joven huérfana adoptada por su madre, y su mejor amigo, Clerval. Como tras la muerte de su mamá, viajó a Ingoldstadt a instruirse para convertirse en un hombre de ciencia.

Aquí en esta premisa, en donde estos dos personajes se encuentran cara a cara, aparece el paralelismo con el mito griego de Prometeo (lo que le da subtitulo a la obra) quien fuese castigado por Zeus por robar el fuego y repartidlo con la humanidad. Estos hombres fueron movilizados por una ambición disfrazada de generosidad que solo escondía el amor a su propia gloria; la manera de permanecer en las páginas de la historia, la forma de quedar inmortalizados. 

Tanto así que convirtiéndose en discípulo de uno de sus profesores, Víctor Frankenstein se obsesionó tanto con sus estudios que descuidó totalmente los otros aspectos de sus existencia. 

La prosa lucida de Mary Shelley es pasional, llevada por las emociones que desencadenan los eventos trágicos que marcan al protagonista. Como el relato, en parte, está escrito en primera persona mirando hacia el pasado, Víctor no deja de lamentarse por los errores cometidos y al mismo tiempo que narra el orden de los hechos, acompaña con sus reflexiones, dignas de un hombre que carga con una mochila muy pesada llena de culpa.

En esta primera parte de la novela no pude evitar sentir compasión por este hombre, algo que cambia radicalmente más adelante.

La desidia, la indiferencia, la falta de empatía que Víctor tiene por su propia creación es similar a la de los poderosos dioses con respecto a la humanidad. 

 

"A medida que fui avanzando, mi pasión y curiosidad eran tan intensas que a menudo la mañana me sorprendía trabajando en mi laboratorio. No es de extrañar, pues, que progresara con rapidez."

 

Víctor Frankenstein en el capítulo 24.

"Lo peligroso que es adquirir conocimientos, y aprenda cuánto más feliz es el hombre que considera su ciudad natal el centro del universo, que aquel que desea ser mas grande de lo que su naturaleza le permite."

 

Víctor le advierte a Robert después de revelar que ha descubierto el principio de la vida y por ende la forma de evadir a la muerte.

 

Finalmente una noche de noviembre logra darle vida a una criatura, un hombre que él mismo había seleccionado por su belleza, aunque rápidamente se arrepiente de esto y en su lugar, lo invade el horror y la repugnancia. 

 

"Sus miembros estaban bien proporcionados y había seleccionado sus rasgos por hermosos. ¡Hermosos! ¡Por Dios! Su piel amarillenta apenas si ocultaba la red de músculos y arterias; tenía el pelo negro, largo y lustroso; los dientes eran blancos como perlas, pero todo eso no hacía más que resaltar el horrible contraste con los ojos acuosos, que parecían casi del mismo color que las pálidas órbitas en las que se hundían, el rostro arrugado, y los labios negros y rectos."

 

Así describe Víctor a la criatura.

Me parece que de las adaptaciones audiovisuales, la de la serie Penny Dreafdul es la más fidedigna en cuestiones estéticas. Quizás salvando el detalle de los ojos.

 

 

Cuando Víctor huye del laboratorio, dejando a la criatura a su suerte, se encuentra con su mejor amigo Clerval. 

Aquí, podemos decir que comienza el verdadero terror para Víctor y sus allegados, el precio mortal por su negligencia termina con la vida de sus seres amados, la destrucción de su cordura y la crueldad para con la criatura, ajena a todo razonamiento que lo lleve a considerarse hombre libre. 

 

Una novela que atrapa desde el principio hasta el final. Sus reflexiones siguen vigentes casi dos siglos más tarde. La riqueza que posee entre sus lineas invita a seguir leyéndola una y otra vez. 

Mary Shelley nunca imaginó que su creación iba a perdurar e inmortalizar su nombre. Un clásico de la literatura universal.