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Acércate


 "Podríamos dedicar nuestras vidas a encontrarle sentido a lo extraño, a lo inexplicable, a lo fortuito, pero la mayoría de nosotros no lo hacemos. Y yo tampoco lo hice."


Acércate es una nouvelle inmersiva sobre una arquitecta profesional de treinta y cuatro años poseída por una entidad femenina. Su autora, Sara Gran, nos posiciona desde la perspectiva de Amanda, quien nos va relatando como la posesión avanza, en principio, con pesadillas y golpes raros en las paredes.

 

Esta nouvelle es demencial, la forma sarcástica con la que está escrita incluso, desde el primer capítulo en donde Amanda debe entregarle a su jefe un informe por escrito y en su lugar, le deja sobre el escritorio una serie de insultos. 

La autora juega con Amanda y su alter ego; hay algo lúdico en cómo estos dos personajes se abrazan. Las descripciones del mar teñido de sangre y todas las pequeñas acciones que hace Amanda, son una absoluta delicia. Es divertida de una manera siniestra y retorcida. Es como abandonar la moral y dejar que los bajos instintos nos guíen. 

El vínculo de hastío que tiene Amanda con su marido Ed que llega tarde de la oficina todos los días y no la considera en nada, el buchón de su compañero de trabajo que le quiere serruchar el piso (¿a quién no le pasó?) y los amigos de su esposo que a los ojos de Amanda son frívolos y aburridos. 

Hay una conclusión a la que tengo que llegar y es que Amanda no tiene amigas, no sé bien por qué, pero es esa soledad de amistad femenina que no es reemplazable por ningún otro tipo de relación social lo que la lleva a fundirse con esa entidad ansiosa de quedarse a su lado para siempre. 

 

Acércate puede ser leída como una historia sobrenatural o como un relato psicológico, en cualquier frecuencia funciona y se te mete dentro como un demonio.

No la dejen pasar y acérquense a esta experiencia visceral de posesión demoníaca. 


Frases

"No se lo conté a Ed. Era un devoto agnóstico y creía que todo lo que oliese a metafísico o sobrenatural eran pamplinas."

 

 

 «Déjalo que se preocupe», me dije. «Déjalo que vea cómo es: estar sentado solo, mirando el reloj, esperando a que tu cónyuge vuelva a casa».

 

"Todo el mundo tiene pensamientos de este tipo de vez en cuando: ¿Y si quemo a mi marido? ¿Y si lo empujo por ese precipicio? ¿Y si salto desde este tejado?"

 

 

 "—Alguien te está vigilando —⁠dijo finalmente⁠—. Está justo a tu lado. Bella, pero oscura. Maligna. ¿Has intentado librarte de ella?"