"Me gustan los libros que invitan a leer otros. Es una cadena que nunca deberíamos interrumpir. La única forma de eternidad que podemos experimentar aquí, en la Tierra."

Alba Donati es una poeta italiana que decidió abrir una librería en un pueblo de ciento ochenta y nueve habitantes usando una plataforma de crowdfunding. 

El libro está escrito como un diario en el que mezcla sus memorias con temas más actuales como la pandemia por Covid 19, mientras hace los pedidos para sus clientes lectores. 

La librería cuenta con un jardín propio, mesas y sillas para que las personas lo sientan como si fuera un refugio. Alba no sólo vende libros, vende té, mermeladas y cualquier obsequio vinculado a los libros, como el calendario de Emily Dickinson. Es muy precisa con los libros que decide vender y he tenido que agregar varios a mi lista de pendientes. 

Se nota su esencia poeta en todo momento y es uno de esos libros para disfrutar. Además se puede alternar con otras lecturas porque nunca se pierde el hilo.

Tiene una sensibilidad en su mirada del mundo y una idea de comunidad tan necesaria en la era del individualismo extremo, que invita a la relectura. Sus pasajes reflexivos, los recuerdos dolorosos, la relación con su familia, su amor por la cultura y la importancia de promoverla es un mimo al alma. La librería existe, se llama Sopra la penna y está ubicada en Lucignana, en Italia. 

¡Que ganas de viajar y visitarla!

Si bien no es lo que acostumbro a leer, me gustó salir de la rutina y encontrarme con La librería de la colina. Es una bocanada de aire fresco en este momento histórico lleno de tensiones en donde el fascismo sale a la luz nuevamente para reclamar territorio (de hecho Alba lo menciona también)

Un libro muy actual que brinda esperanza. 

"Para conocer el mundo y acopiar experiencia no es necesario viajar por todo el planeta; uno puede quedarse parado en un lugar y la naturaleza se encargará de cambiar constantemente el escenario, de mostrar el inventario infinito de sus bellezas." 

Huyendo de la agitación de la ciudad, Alba Donati decidió cambiar el rumbo de su vida y regresar a su Lucignana natal, un pueblo de ciento ochenta habitantes en la campiña toscana. Tras lanzar una campaña de crowdfunding y pedir una donación de libros a las editoriales de Italia, en 2019 abrió las puertas de la librería Sopra la Penna. Su día a día transcurre entre recomendaciones de lecturas, pedidos e ideas para hacer de esa cabaña cerca del bosque un lugar único donde, además de las novedades literarias que Alba elige con mimo, el visitante se sumerge en un universo lleno de sorpresas: una estantería pirata para libros olvidados, calcetines con citas de Orgullo y prejuicio, calendarios de Emily Dickinson, o meriendas con un té que lleva el nombre de Charlotte Brontë y una mermelada que sabe a Alicia en el país de las maravillas. Y a su alrededor gravita otro universo: el de los clientes, amigos, ayudantes, vecinos y familiares para los que la librería en la colina, con su hermosa ventana al valle, se ha convertido en una enorme ventana al mundo.