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Tributo a Anne Rice


“¡Es tan fácil desear la muerte cuando se está sano! Es muy sencillo enamorarse de la muerte, como lo he estado yo toda mi vida, igual que he visto a sus adoradores más fieles venirse abajo en los últimos instantes, gritar porque deseaban seguir viviendo, como si los velos oscuros, los lirios, el olor de las velas y las grandiosas promesas de la tumba no significaran nada. Ya lo sabía, pero siempre deseé estar muerta. Era una forma de seguir viviendo”.

 

Violín, Anne Rice.


¿Qué escribir sobre semejante autora que me ha acompañado con sus libros desde los dieciséis años?

Su mágica prosa que me transportaba a diferentes épocas y ciudades en donde lo decadente, lo impuro, lo corrupto también poseían belleza. Sus personajes refinados con toques originales que se vinculan de formas apasionadas pero no exentas de intelectualismo. 

El debate filosófico en cada capítulo acerca de temas humanos tan universales como la inmortalidad, el concepto del bien y del mal, el amor, la moral. 

El erotismo que impregna sus páginas, incluso en los libros que no estaban orientados a esta temática.  

Anne Rice no sólo fue la reina de los vampiros, fue dueña de un estilo único que alimentó la imaginación de muchas lectoras y lectores alrededor del globo y que sí, claro, logró darle una lavada de imagen a la figura del vampiro con su legendaria Entrevista con el vampiro. Dicha novela nació de un profundo duelo que arrastró a la autora a una adicción tan destructiva como lo es el alcoholismo tras perder a su pequeña hija Michelle a causa de leucemia con tan sólo cinco años de edad.

El libro se convirtió en un éxito de ventas así como también fue el inicio de una saga literaria que tendría una adaptación al cine de la mano del director Neil Jordan en el año 1994.

La mítica ciudad de Nueva Orleans, cuna de la autora, se ha convertido en uno de los escenarios recurrentes generando un turismo específico que visitaba (y visita) las locaciones que inspiraron dichas historias. Por ejemplo, La hora de las brujas en donde una pintoresca casona típica del barrio francés es una parte fundamental de la trama y también, ha sido el hogar de Anne Rice.

Defensora de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBQ+ ha tenido idas y venidas con la doctrina católica, algo que en lo personal me ha decepcionado un poco porque antes de la muerte de su marido y gran amor Stan Rice, se declaraba atea. Tuvo una crisis de fe y se unió a dicha Iglesia, periodo en el cual abandonó la fantasía oscura para escribir una trilogía sobre la vida de Jesucristo. Esto sólo duró unos años hasta que la misma autora no pudo resistirse a su verdadera esencia y tras un comunicado en su cuenta oficial de la red social Facebook, declaró que era imposible pertenecer a una institución tan sesgada por prejuicios.

En sus últimos años de vida ha co-escrito la secuela de su novela La momia de Ramsés el maldito junto a su hijo Christopher Rice, también de oficio escritor. Incluso está programada la salida de la tercera parte para el año 2022.

Anne Rice no sólo ha incursionado en la novela fantástica sino que también ha plasmado sus fantasías sexuales en la saga erótica de La bella durmiente así como también en las novelas autoconclusivas: Belinda y Hacia el Edén.

Me apena decir que no he leído su obra completa, mi amor por su prosa me ha llevado a leer dieciséis de sus novelas y varios cuentos. Todavía me queda Anne Rice por recorrer y espero poder ponerme al día con su obra, ahora que ha concluido. 

La escritora falleció a causa de un derrame cerebral el sábado 11 de diciembre del año 2021.

Larga vida a las letras de Anne Rice, a sus personajes, a su forma de escribir única.

Gracias por dejar un pedacito de tu ser en esta tierra. El mundo es un poco más bello con tus libros.

 

 


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